miércoles, 31 de agosto de 2011

Sanidad e higiene: tómatelo con calma




Algo que puede preocupar a muchos es el aspecto higiénico-sanitario. Veamos, Vietnam está en Asia, y Asia no es Europa. Por tanto nos vamos a encontrar con situaciones y lugares que nos pueden chocar y que a los más escrupulosos les echará un tanto para atrás. Pero en general las ciudades no están sucias, al menos no están más sucias que Algeciras o Madrid, los restaurantes y bares presentan bastante buen aspecto y los hoteles (salvo en una ocasión) han estado limpios y confortables. Mención aparte merece el tren que cogimos desde Hanoi a Hue, ese sí que era sucio y cutre. Sin embargo del de Sapa no puedo decir nada malo. Es cierto que Hanoi tiene un olor peculiar (producto de la mezcla de comidas en la calle, humedad y un nivel de contaminación supongo que elevado) al que te acostumbras enseguida. No notamos ese olor en el resto de lugares.

Ni que decir tiene que el agua hay que beberla siempre embotellada y cuidarnos de lugares que nos den mala pinta. Los primeros días teníamos más precaución con los vasos, cubiertos, palillos,…. Pero al poco tiempo te vas adaptando y dejas de plantearte dudas, así que te bebes muy a gusto el cóctel aunque tenga hielo, te das un masaje sin pensar en las normativas que cumplen o no, te pones el casco que te ofrece el tipo de la moto-taxi, disfrutas de la comida sin calentarte la cabeza y utilizas las duchas a la peculiar manera vietnamita (sin bañera ni plato de ducha sino desaguando directamente en el suelo del baño, mucho más limpio y cómodo de lo que puede parecer). En fin, mi consejo es que liberes la mente y disfrutes sin agobios pero con sentido común. Al fin y al cabo son ochenta y tantos millones de vietnamitas y se les ve bastante saludables, por algo será.

Nos pusimos las vacunas que nos aconsejaron en Sanidad Exterior (hepatitis A y B, tétanos-difteria y fiebre tifoidea, aunque ninguna es obligatoria) y compramos los medicamentos que nos aconsejaron (como el Malarone para el paludismo); completamos el botiquín con lo normal para cualquier viaje y repelente y parches contra los mosquitos. Afortunadamente sólo tuvimos que utilizar esto último, algún polaramine para las picaduras (nada del otro mundo) y algún ibuprofeno (menos de los que necesitamos en casa después de un mal día en el trabajo o una especialmente dura sesión en el gimnasio). Siempre es un gustazo traer de vuelta el botiquín prácticamente intacto.

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