sábado, 3 de septiembre de 2011

Los vietnamitas


En este último post antes de empezar con la crónica diaria de nuestro viaje quiero decir que ha sido el mejor de los que hemos realizado hasta ahora. Vietnam no está a la altura de Egipto en cuanto a patrimonio cultural, histórico y artístico. Tampoco tiene el efecto sentimental que para mí supuso Israel. Ni el relax de lujo de las Maldivas,… pero en conjunto, con un poquito de esto y un poquito de aquello, han sido tres semanas extraordinarias en las que nos hemos divertido como en ningún otro viaje y hemos vivido unas experiencias estupendas. Como diría mi hijo y su amigo Barney: ha sido LEGENDARIO.

Y buena parte del éxito hay que atribuírselo a la gente de Vietnam. Los vietnamitas son atentos y agradables sin hacerse pesados, alegres y vividores sin por ello dejar de trabajar y esforzarse, caóticos pero organizados, ingenuos y francos sin ser tontos, viven con la naturaleza pero sin dejarse esclavizar por ella, hacen negocio sin tener que engañarte, te dan conversación aunque no nos entendamos, siempre tienen una sonrisa en la boca, … les gusta comer, beber, fumar, el sexo, la música, jugar, los colores chillones,… en definitiva y como decía de sí mismo uno de los muchos conductores de bici-carritos, son cojonudos, de puta madre. Y todo ello desde el orgullo de ser un pueblo consciente de su historia y su cultura y que ha luchado y vencido a enemigos temibles siendo capaz después de dejar atrás el odio.


Que nadie piense por lo que acabo de decir que los veo como la perfección convertida en personas. Están llenos de defectos como todos nosotros y tienen sus problemas. Además tres semanas es muy poco tiempo para conocer nada. Pero la impresión que nos traemos es inmejorable. Y con eso me basta.

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