miércoles, 14 de septiembre de 2011

Martes 26 de julio de 2011

Nos levantamos a las siete y media habiendo dormido mal por la excitación y desayunamos en el hotel. Muy bien yo: café con leche condensada, tortitas y plátano. Mal Tere: pide una tostada y se la traen con poca mantequilla y ¡un par de huevos fritos!

Salimos del hotel por unos callejones estrechos y llenos de gente hacia una plaza en la que está la catedral de San José de Hanoi, desde allí echamos a andar hasta llegar a la calle trang Thi y giramos por ella a la derecha recorriéndola durante un buen trecho. Es nuestra primera toma de contacto con Hanoi, con Vietnam. La ciudad parece caótica pero pronto te das cuenta que todo sigue un orden y te puedes mover fácilmente por ella fijándote en el planito que nos han dado en el hotel.

Lo primero que buscamos es el Museo de la prisión de Hoa Lo… y no lo encontramos. Estoy seguro que pasamos junto a él pero no fuimos capaces de localizarlo. Hay que tener en cuenta que Hanoi no es una ciudad turística y por lo tanto no todo está bien señalizado. Los guiris somos bienvenidos pero pasan un poco de nosotros. Hay que buscarse la vida.

Lo que sí encontramos fue la Ambassador Pagoda. Un lugar recogido, bonito y acogedor. Durante nuestra visita tenía “misa” por lo procuramos no molestar mucho y limitarnos a observar respetuosamente.



A continuación volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos al Museo de Historia, en el que pasamos un rato muy agradable siguiendo la historia de Hanoi… con numerosas referencias a los siempre “recordados” franceses.




Una vez finalizada la visita vamos al Museo Revolucionario que está prácticamente al lado pero nos encontramos que están cerrando para comer (¡son las 11:30!) así que decidimos dejarlo para otro día y nos vamos para el Lago Hoam Kiem, auténtico centro neurálgico de la ciudad y desde el que comenzaremos el “walking tour” recomendado por nuestra pirateada guía Lonely Planet. Empezamos por rodear el lago observando la isla de la Tortuga y cruzando el Huc Bridge entramos en el Templo Ngoc Son. A la salida vemos el monumento a los mártires y continuamos camino hacia el Teatro de la Marionetas de Agua para sacar las entradas para la función de las ocho de la noche. De ahí nos introducimos por una maraña de callejuelas llenas de tiendas (están agrupadas por calles al estilo de los antiguos gremios), gente, motos, ruido, olores, más gente, más tiendas… ¡me encanta! Empiezo a sentirme en mi salsa.




Hacemos un paréntesis para comer en un local muy fresquito junto al lago y descansar un poco antes de continuar pateándonos Hanoi. Después de un buen rato volvemos al hotel para ducharnos y descansar un rato.

A las siete y pico nos vamos a ver las marionetas, son chulísimas y muy divertidas. Se te pasa el tiempo volando. Son realmente recomendables. Una vez terminadas nos vamos dando un paseo por las callejuelas hasta llegar al Green Tangerine, un restaurante con un patio a la entrada muy bonito y superpijo. Se come muy bien y es caro para los precios de Vietnam, pero normalito si lo comparamos con lo que te cuesta en España.

Después de la cena volvemos al lago dando un paseo hasta llegar al I-Box (pijipub recomendado por la Lonley) donde nos tomamos unos cócteles estupendos y tirados de precio en un ambiente a media luz con una decoración lujosa y bonita. Desde allí paseíto hasta el hotel (unos diez o quince minutos) y a descansar.

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